El Equus mulus (mulos y mulas) es fruto de un cruce híbrido entre dos especies equinas diferentes: una yegua y un asno. Y, aunque de características similares a los buérdagos, se diferencian en que estos son el resultado del cruce entre una burra y un caballo. Tradicionalmente, se han utilizado en ámbitos rústicos o para transportar cargas de un lugar a otro. Poseen, por tanto, una gran fuerza y resistencia, además de ser capaces de luchar contra enfermedades varias. Son muy adaptables e inteligentes. La compra de este equino se recomienda para toda persona que desee un animal resistente y ágil.
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Curiosos y cariñosos, se muestran muy sensibles y serviciales. Son capaces, igualmente, de detectar fácilmente el peligro. Por eso mismo, pueden resultar el mejor amigo de un niño, ya que defienden a su jinete ante situaciones de peligro. Son aptos también para recorrer largas distancias por terrenos pedregosos, con rocas sueltas, con una gran resistencia en la marcha. Se debe hacer especial hincapié en el tema del cuidado pues, ante situaciones de maltrato o sobreexplotación, pueden convertirse en ariscos. Poseen, además, una gran habilidad y elasticidad.
La venta de estos caballos lleva produciéndose desde el siglo XVIII. Y, curiosamente, este híbrido tiene un origen español. No en vano, el rey Carlos III de España le regaló a George Washington dos burros, de los cuales únicamente sobrevivió uno. De la unión de este con una yegua surgió toda una dinastía posterior, destinada especialmente a las áreas de labranza, en concreto en el estado de Misuri. No obstante, en los sesenta, con la hegemonía del automóvil, se vieron desplazados. Para defender a la raza, se creó en 1967 la Sociedad Americana del Burro y la Mula.
Durante estos últimos cuarenta años, se ha visto un resurgir de esta especie, con la creación de diferentes ferias y publicaciones que versan sobre ella. Recordemos, además, que una mula cuenta con 63 cromosomas (frente a los 64 del caballo y los 62 del burro).
Hace unos años, aunque todavía hoy pueden seguir utilizándose, se empleaban para sacar agua de los pozos de noria. También se usaban con frecuencia como ayuda al arado, en especial en terrenos arcillosos. Cuentan con pezuñas más duras que las de los caballos y muestran una alta resistencia a picaduras de insectos.
Y, tal vez, esa percepción especial que tienen ante el peligro haya influido en crear esa fama de tercas que tienen. No en vano, pueden patear con sus piernas hacia cualquier dirección. Además, se ha de tener en cuenta que las mulas son prácticamente estériles, aunque se conocen algunos pocos casos en los que el parto llegó a buen término. En general, ahora cuentan con un mayor grado de bienestar animal, al ser adoptados como mascotas pues, criados desde pequeños, tienden a ser generosos y mansos.
Se los reconoce fácilmente por su rebuzno característico, sus orejas largas y las crines cortas y rectas. Con cascos estrechos y forma de caja, si no se recortan, se desarrollan en grandes extensiones. Destacan igualmente por sus músculos delgados y largos y una espalda recta y corta, sin grupa. Su barriga y hocico se muestran blancos, mientras que el pelaje puede adoptar un sinfín de colores. El género femenino hereda la habilidad atlética del caballo, aunque la inteligencia procede del asno.
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