Esta raza danesa de caballos es especialmente reconocible por su pelaje blanco con manchas negras, cuyo origen es un mecanismo genético denominado "complejo leopardo". No obstante, también los hay bayos o tostados. Son de sangre caliente y pertenecen a la categoría de caballos barrocos. Y, aunque en vías de desaparición, todavía existen ejemplares, fundamentalmente, en Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. La compra de este equino se recomienda a todo aquel que desee tener a un ejemplar noble extraordinariamente raro en sus cuadras.
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Mansos y resistentes, estas cualidades hacen de ellos ejemplares ideales para el entrenamiento, equitación o exhibición. Precisamente, por su alegre colorido, ha sido habitual verlo en espectáculos circenses y es muy solicitado por los niños (es el tradicional caballito de plástico de las verbenas). Asimismo, suele ser un caballo de montar por excelencia. Todo ello lo convierte en una mascota infantil por excelencia. Los más demandados son los de tipo leopardo negro, leopardo alazán o negro moteado. Además, dentro de la equitación, resultan adecuados para la doma, la resistencia, la velocidad, el galope, el salto o el trote.
Sus orígenes se remontan al siglo XIX. En tiempos del Imperio napoleónico, llegaron tropas españolas a Dinamarca. Sin embargo, al volver a casa, dejaron allí a una yegua alazana con manchas. La emplearon como caballo de tiro en un carro de carnicero, hasta que el criador equino Villars Lunn la redescubrió. Le llamó la atención su gran energía y velocidad. Entonces la adquirió y decidió cubrirla con un Frederiksborg.
El nuevo potro tenía abundantes manchas y un peculiar brillo metálico. Este fue el fundador de la raza actual. A partir de aquí, fueron muy demandados en toda Europa. Con el tiempo, también se aparearon con Apppaloosa. En los últimos años, se ha buscado con esmero crear diferentes tonalidades de capa, más que una conformación física propia del caballo. No obstante, cabe señalar que son más robustos que sus ascendientes, los Frederiksborger.
A pesar de su colorido pelaje, también son apreciados por su alta resistencia y velocidad. Gozan de buena salud y exhiben un trato amable. Estos cuatro rasgos propician que sean muy solicitados en la equitación en general. Además de para la doma o el salto de obstáculos, también son apreciados en la modalidad de driving carriage. Se suelen dividir, asimismo, en tres categorías diferentes: ponis, barrocos o de deporte. Cada uno de ellos cuenta con unas fortalezas distintas. Los barrocos suelen ser más utilizados en exhibiciones y los ponis, normalmente, se destinan a espectáculos infantiles. En cualquier caso, todavía se debate sobre si se trata de una raza pura.
En cuanto a su aspecto físico, varía entre 1,57 y 1,63 metros de altura. No obstante, los ponis no pasan de 1,47 metros. Con referencia a sus patrones de pelaje, los hay de una gran variedad. Abundan los de tipo leopardo negro (un 28 %), leopardo alazán (un 21 %) y moteado zaino (un 16 %). Pero también existen bayos moteados (un 2 %), zainos con manchas (un 1 %), blancos con motas grises (un 3 %) o incluso negros, castaños o alazanes. Alrededor de los ojos, presenta un color claro, mientras que, en las pezuñas, resulta habitual descubrir también rayas. Son de estructura conformada y robusta.
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