Los caballos de esta raza se conocen también con el nombre de caballo salvaje mongol. A lo largo de la historia esta raza ha llegado casi a desaparecer, aunque a mediados del siglo XX unos naturalistas consiguieron recuperarla dando de nuevo importancia a una raza de la que hoy día quedan apenas 1500 ejemplares. La compra de estos equinos es todo un lujo debido a la escasa población existente hoy en día, pero constituye un reto interesante, ya que son animales incapaces de ser domados.
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Una de las características más destacables de esta raza son los ojos achinados y el morro convexo de sus caballos. Por norma general, los caballos domésticos presentan un morro cóncavo. Son animales pequeños que miden entre 1,22 y 1,42 centímetros. Sus patas son cortas y su cabeza es grande en proporción con su cuerpo. Son fuertes, con una estructura maciza. Asimismo, tienen un pelaje corto de color amarillento y marrón oscuro en ciertas partes del cuerpo. Estos caballos son casi imposibles de domesticar ni de montar. Por otra parte, pueden soportar calores y fríos extremos. Tienen los sentidos muy desarrollados y son rápidos, una característica que les ha sido de gran ayuda para escapar de sus depredadores.
Esta raza fue descubierta en el año 1879 en Mongolia por el coronel Nikolai Mijailovich Przewalski al que debe su nombre. Este explorador polaco encontró a estos animales en las montañas que bordean el desierto de Gobi. En la naturaleza, estos ejemplares se extinguieron hace algunas décadas, pero se conservaron algunos gracias a un pequeño grupo de criadores que evitó la desaparición total de esta especie. A principios del siglo XX, estos caballos habitaban zonas del este de Kazajistán, el noroeste de China y Mongolia, y fue en ese momento cuando comenzó la captura de los mismos para ser trasladados a zoológicos europeos. La venta de estos animales se convirtió en un verdadero lujo, y su población se redujo de forma drástica en pocos años. En 1967 unos pastores mongoles avistaron la última manada salvaje compuesta por apenas 12 o 15 ejemplares.
El hombre no ha podido domesticar a esta especie, por lo que su empleo en equitación es imposible. El principal uso de esta raza está focalizada en la exhibición, como muestra de la naturaleza salvaje en zoos o parques naturales. Actualmente, quedan dos grupos en cautividad en los zoos de Múnich y Praga.
El proceso de reproducción de estos caballos es estacional. En Mongolia la temporada de apareamiento se desarrolla a finales de mayo, junio y julio. Entre los 3 y 5 años de edad las yeguas ya están preparadas para dar a luz. El periodo de gestación dura, aproximadamente, 11 o 12 meses, y los partos no suelen durar mucho; la leche materna es la base de la alimentación de los potros. La esperanza de vida de esta raza se encuentra en torno a los 36 años, siempre que reciban los cuidados y la alimentación adecuada.
Hoy en día, se han desarrollado diversos programas para llevar a cabo la reinserción de estos caballos en la naturaleza. Existen ciertos problemas para que estos animales vuelvan a sobrevivir en libertad tras pasar cierto tiempo en cautiverio, ya que muestran dificultad para encontrar agua, alimentos o incluso para adaptarse al clima. Aun así, la clasificación de la especie ha pasado de "en peligro crítico" a "en peligro", debido a las tasas de supervivencia más favorables.
En ehorses se puede realizar la compra y la venta de animales esta especie, un verdadero tesoro de la naturaleza con unas características únicas y especiales.
