Estos caballos son el símbolo de la historia del oeste de Estados Unidos. En su ADN alberga una colección de varias razas, principalmente de origen español. Aunque son extraordinariamente salvajes, poseen capacidad suficiente para ser instruidos. Actualmente, se trata de una raza en peligro de extinción, que protegen numerosos estados norteamericanos. Si lo que estás buscando es la compra de un equino único, esta raza de caballo es idónea; y, para muchos, es una de las más hermosas que existen en el planeta.
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Estos animales seres independientes, capaces de sobrevivir por sí solos en terrenos muy adversos y muy diversos, como llanuras y pastos. Esta característica los convierte en animales increíblemente fuertes y resistentes. Su carácter es impetuoso y destacan por poseer una gran inteligencia. A pesar de sus poderosas ansias de libertad, son muy afables y afectuosos. A la hora de la instrucción y la capacitación responden positivamente a los cuidados de un caballo estándar. Y quizás un aspecto destacable en cuanto a la venta de estos equinos es que son menos susceptibles a padecer los problemas de salud comunes de otras razas.
Pese a que parecen la esencia de la cultura indígena norteamericana, lo cierto es que estos equinos descienden de razas domesticadas que los primeros colonizadores españoles llevaron al Nuevo Mundo allá por el siglo XVI. Ni siquiera el paso del tiempo ha podido eliminar rasgos indiscutibles de razas andaluzas o hispanoárabes. Escaparon, se asilvestraron y fueron poblando las Grandes Llanuras de forma desmesurada.
Poco después, muchos de ellos fueron capturados por tribus de sioux o apaches que los usaron como medio de transporte o en las partidas de caza. En algunos casos, era tal el aprecio, que muchos nativos sustituyeron a sus perros por estos animales. Por eso, la compra de los caballos indios americanos lleva consigo la garantía de fiel amigo.
La adaptación a una vida salvaje y la ausencia de depredadores naturales fueron factores que contribuyeron a su rápida expansión; es posible que dupliquen su número en tan solo 5 años. Ese hecho despertó las iras de muchos ganaderos que veían como estos animales se comían los pastos, impidiendo a su ganado poder alimentarse. Así que encontraron una solución terrible para acabar con esta superpoblación: aniquilar miles de caballos.
A finales de los años sesenta, la raza se había reducido tanto que puso en riesgo uno de los mayores valores del país. Una década después, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que declaraba a estos equinos como raza protegida y, por supuesto, prohibía cazarlos.
Más altos o más bajos, presentan una alzada que ronda entre los 135 y 155 cm. No son excesivamente musculosos, pero sí robustos y de tamaño proporcional. Estos aspectos esenciales les permiten adaptarse a las zonas áridas y montañosas que se extienden por el oeste norteamericano soportando cualquier adversidad climática. Y pese a no ser demasiado grandes, son tan veloces y resistentes que pueden llegar a recorrer un gran número de kilómetros sin detenerse.
En cuanto a su aspecto, llama la atención la variedad de tonos existentes y un pelaje muy particular: pinto y moteado y, a veces, una mezcla de colores marrones y azulados que les confiere un tono brillante muy especial.
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