es apto para principiantes
Confiable para montar en senderos
examen del veterinario (precompra) disponible
SI
guiado por un cabestro
directamente desde el productor
Tiene pasaporte equino
SI
Sin Desbravar
es versátil
guiado por un cabestro
DE
está desbravado
Tiene pasaporte equino
sin eczema
CZ
Sin Desbravar
con contrato de protección
es versátil
NL
Sin Desbravar
es versátil
guiado por un cabestro
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es caballo de compañía
es apto como caballo de escuela
es apto para principiantes
EE
Semental con licencia
es caballo de compañía
Sin Desbravar
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Confiable para montar en senderos
guiado por un cabestro
descalzo
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Los caballos de raid son animales fuertes, resistentes, ágiles, de mediana proporción, que se emplean en competiciones intensas y de largo aliento conocidas como enduro ecuestre o raid. Estas exigentes pruebas de resistencia son superadas fácilmente por estas razas de caballos, ideales para el recorrido a contrarreloj a través de llanos y montañas y durante decenas y a veces hasta cientos de kilómetros. Estos equinos conforman las opciones más solicitadas en la compra y venta de animales para las competiciones de resistencia. ¿Cuáles son las características de este fuerte caballo? Conozcamos algunas de ellas.
Los caballos para el enduro ecuestre se caracterizan por presentar un conjunto armónico y equilibrado en su figura. Su alzada oscila entre los 1,44 y los 1,58 metros a la cruz, su trote es fluido, ligero y cómodo, y está provisto de una buena estructura ósea, que logra soportar las exigencias de las competencias.
La espalda de este equino es buena, y su inclinación con respecto a la cuartilla posee el mismo nivel y proporción. Esto le permite soportar el peso del jinete durante las largas travesías. Un aspecto crucial en el desempeño de los caballos para enduro hace referencia a su capacidad atlética y a la frecuencia de sus pulsaciones. Los mejores caballos de esta raza tienen 32 ppm o menos en reposo.
Inicialmente, el uso del carro o carruaje de caballos estaba enfocado a actividades del campo o como medio de transporte de personas o mercancías. Al fin y al cabo, la tracción animal era conocida y utilizada mucho antes de la aparición del primer motor. El origen de la disciplina conocida como enganche data de la antigua Grecia, donde la tira de carruajes empleando caballos era un deporte nacional. Fue en el año 480 a. C. cuando las primeras carreras de caballos con carruaje formaron parte de las XXV olimpiadas y mostraron la belleza de esta modalidad deportiva.
En Europa, la difusión de este tipo de exhibición equina tomó importancia a partir del año 1969. El príncipe de Edimburgo, que asistía como presidente de la Federación Ecuestre Internacional a un campeonato de equitación que tenía lugar en Polonia, se dio cuenta de las distintas figuras que realizaban los coches tradicionales en Europa Central.
Ante la belleza de esta exhibición, el príncipe se percató de que podía constituirse una modalidad deportiva nueva. A su regreso a Reino Unido se dedicó a estudiar esta nueva modalidad con intención de instaurarla definitivamente. En 1970 la Federación Ecuestre Internacional aprobó el reglamento para competición combinada de carruaje.
La disciplina hípica conocida como enganche es muy similar a un concurso completo de equitación, donde además se utiliza un carruaje. La doma, el maratón y los conos componen este tipo de exhibiciones en las que se demuestra la destreza de jinetes y público. En la actualidad, los enganches no se consideran deporte olímpico, aunque la modalidad se encuentra reconocida por la Federación Ecuestre Internacional y ha formado parte de todos los juegos ecuestres mundiales.
Se pueden distinguir diferentes clases de enganches en función del número de caballos utilizados. Así, la modalidad de limonera utiliza un poni o un caballo, la conocida como tronco usa dos ponis o dos caballos, mientras que la conocida como cuartas emplea cuatro equinos.
En ehorses se puede realizar la compra y venta de ejemplares con características apropiadas para la modalidad de enganche, una verdadera exhibición de destreza, potencia y fuerza tanto del animal como del jinete.